Son millones de personas que tienen perfiles en diferentes redes sociales. Muchas de estas personas publican pensamientos, actividades que realizan, la música que les gusta, fotografías… Es decir, sus vidas privadas están publicadas. Cada vez más las personas invertimos más en nuestra presencia en Internet. Ahora bien… Y una vez hemos fallecido, ¿qué hacemos con toda esta información? Porque tengamos en cuenta que Internet se ha convertido en un lugar para que la gente exprese lo que piensa y lo que siente. Se ha convertido en un lugar de reunión donde se comparten todo tipo de datos; y donde personas que no conoces, te pueden conocer por lo que hayas publicado.
Ante estas dudas me he perdido en Google indagando sobre el tema y he encontrado esto: […] “Si no confías en un amigo o familiar, hay compañías que se encargan de hacer esto (eliminar tu perfil de las redes sociales), algunas son gratuitas y otras cobran por el resguardo (información sobre tu usuario y tus contraseñas). Ya sea que le pidas que se encarguen ellos personalmente de manipular tu información, o bien, puedes indicarle la designación de un "heredero" al que harán llegar la forma de poder entrar en tus cuentas, y/o enviar cartas personalizadas en donde expresas tu voluntad sobre cómo proceder.”
Realmente curioso. Jamás me hubiera planteado tener en cuenta qué hacer con mis redes sociales al morir. En el mundo en el que vivimos, en el entorno cada vez más digitalizado en el que nos encontramos, deberemos de tener en cuenta de incluir en nuestro testamento el heredero de nuestras redes sociales. Se deberá incluir un apartado sobre “herederos de mis pertenencias online”. Hemos de cuidar de nuestra vida personal digital.